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Jonas Åkerlund es simplemente brillante. Su historia como publicista y director de videos lo respalda como un mounstruo visual con una obsesión estética que le ha valido lo suficiente para codearse con U2, Madonna, Metallica, Robbie Williams, Moby y otros grandes de la música con videos para sorprenderse...
¿Entonces qué demonios le pasó y en qué estaba pensando cuando dirigió Horsemen?
La hizo predecible, muy bonita, cliché, muy bonita, lenta, muy bonita, forzada... El discurso visual es definitivamente una opción menos estética que su trabajo en videoclips, pero conserva su estilo intacto con tomas frente al espejo que ocultan la cámara, contrastes en poca luz, puntos de vista imposibles. Aún así, ni Dennis Quaid (al que por cierto le dieron ganas de trabajar este año desde GI Joe hasta Pandorum) ni la geisha Ziyi Zhang lucen en sus actuaciones... así que juntos se unieron para 'darle en la torre' a una historia predecible que pudo ser prometedora y sanguinaria.
Ciertamente algo recomendable, pudo ser más pesimista y nefasta (Llamen a Rob Zombie!), pero se queda demasiado tiempo en la pista de despegue, me recordó a Midnight Meat Train en el sentido estético poco propositivo. Cuando menos no enseña de más y quizás ahí radica la paradoja: cómo un director que no teme a mostrar lascivia y nefastés en sus videos se acobarda en una película en la que el gore tiene un papel primordial.
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